Aquí a la izquierda podéis ver la evolución que ha seguido mi careto a lo largo del tiempo, de momento creo que todavía me reconoceréis, aunque las arrugas, las patas de gallo y, sobre todo, la falta de pelo, empiezan a hacer sus efectos. Son muchos los recuerdos que tengo del colegio, la mayoría buenos, pero en este artículo no pienso ponerme a rememorar aquellos tiempos, sino los que vinieron después.
Al terminar COU y aprobar la selectividad decidí no hacer caso a Pepemi, que en su día me machacó insistentemente para que hiciera arquitectura, e hice caso a Don Enrique, que me aconsejó estudiar teleco. Mi vida durante la carrera transcurrió plácidamente, sin demasiadas incidencias. Hice buenos amigos, tanto en teleco como en el CEU (que conste que no estudié nada en el CEU, sólo hice buenos amigos), amigos con los que todavía estoy en contacto y nos vemos de vez en cuando. La foto que veis debajo de este parrafo es una que me hice con unas amigas a las que conseguí engañar para que posaran junto a mi; es una foto de mi época universitaria; espero que al ver la foto entenderéis por qué salí con cara de pánfilo... que va, no estaban buenas... que tiempos aquellos.
En el último curso de la carrera recibí una beca de Telefónica I+D y estuve investigando sobre temas de reconocimiento de voz; en aquella época eso de decir una palabra y que un ordenador reconociera lo que habías dicho, era poco menos que imposible, además, el ordenador en cuestión, tardaba minutos en reconocerla; ahora cualquier móvil un poco avanzado dispone de marcación por voz. Es increíble lo que ha avanzado la tecnología, los programas informáticos y, sobre todo, la capacidad de procesamiento de los ordenadores.
Al terminar la carrera tuve que hacer la mili. Hice el IMEC y elegí como destino Gran Canarias, hecho del que no me arrepiento lo más mínimo ya que, tanto durante los tres primeros meses de campamento que estuve en Granada, como después en Canarias, me lo pasé en grande. Creo que entiendo porque Narciso decidió quedarse a vivir allí.
Al volver a Madrid me puse a currar en una empresa que se llamaba Crisa, se dedicaba a temas de satélites y terminé bastante aburrido; recuerdo haber tenido que diseñar la iluminación de la lanzadera espacial europea, el Hermes, ir a una reunión en Alemania y decirme el jefe del proyecto que había puesto demasiada luz, cuando en realidad los pobres astronautas iban a necesitar un palo de ciego para poder moverse por la nave, luego me enteré de que estaban teniendo problemas de consumo en otros componentes de la aeronave. Así que, como no me convencía el trabajo, decidí cambiarme, y en septiembre de 1990 entré en Motorola, donde todavía sigo, aunque no sé por cuanto tiempo ya que últimamente las cosas están un poco revueltas. Supongo que algunos habréis oído acerca de que Motorola se va a dividir en dos, separando su división de terminales móviles del resto.
Estando en Motorola me puse a estudiar Empresariales en la Uned, carrera que terminé en 1995 y que me sirvió para cambiar de trabajo dentro de Motorola, así empecé a dedicarme, sin dejar el tema técnico, a temas de negocio. Actualmente trabajo como analista de sistemas de negocio, soy una especie de gurú informático y funcional de las aplicaciones Oracle que el personal de Motorola utiliza por todo el mundo.
Justo un año después de terminar empresariales me casé y, poco después, tuve una hija. En la foto que podéis ver a la derecha, estoy con María elena, mi mujer, y con Sara, mi hija, el día de la Comunión de esta última. Claro está que con un padre como yo, era imposible que Sara no tuviese ya su propio blog.
Si os preguntáis porque sé tanto de blogs, cuento un poco del tema en el primer artículo de mi blog personal. A modo de resumen diré que en 2006 empecé a olerme que en Motorola iban a pasar cosillas, y decidí comenzar a buscarme las habichuelas por otra parte. Además, el mundo de Internet es bastante más entretenido que el de los móviles.
En cuanto a mis aficiones, a parte de mi hija que es mi afición preferida (ver foto), como en los mejores tiempos del colegio, sigo jugando al fútbol casi todos los fines de semana, por lo que me mantengo en buena forma aunque con algunos kilos de más, ya que el buen comer es una de mis debilidades. También sigo jugando al ajedrez, aunque no tengo el nivel de cuando gané el campeonato juvenil de Madrid en 1984; ahora sólo soy un aficionado con un nivel aceptable, que edita un par de blogs acerca del juego, uno sobre ajedrez en general y otro de problemas. Por cierto, me sorprendió que al hablar con Fernando Muelas, éste me recordarse como el jugador de ajedrez. Mi memoria está empezando a fallar porque no sabía yo, que en la época del colegio, la gente ya conocía que una de mis pasiones era el ajedrez.
Y ahora, el que quiera decirme algo, que lo escriba en forma de comentario.
A ver si el resto se anima y escribe su "que fue de...", así ya no habrá tantas preguntas el día de la cena.
3 comentarios:
bonita familia pepelu , aunque me asalta una gran duda , como hariamos una pandilla de impresentables como nosotros para engañar a estas pobres mujeres y que se casaran con nosotros?,
No te confundas Íñigo, que aunque yo sea un impresentable, a mi me engaño mi mujer.
jajajjaja , ya , eso decimos todos jajajaa
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