XXXVII Aniversario de la primera promoción del Colegio Los Olmos

Es cierto que el tiempo ha dejado sus marcas sobre nuestra piel, pero no es menos cierto que no estamos tan calvos, tan barrigones, ni nuestras cinturas son tan orondas como podría esperar... si hasta algunos tenemos ombligos sensuales como las animadoras de un equipo de baloncesto (así lo atestigua una traicionera foto que no voy a subir a este post). Por el contrario, creo que, en general, podemos sentirnos contentos de como nos conservamos.

López, Vitón, Pepe Roa, Ribes, Jorge, Muelas, Admetlla, Osorio, Fradeja
Ramón, Javier, Cucu, Juanpe, Pérez Mallo, Santi, Pablo y Alvaro

En la imagen de la mesa falta Fradeja que no sé donde se metió... estaría haciendo networking con alguna de las camareras (ya me han corregido por WhatsApp y si que está, como han señalado acababa de terminar el networking). Lo cierto es que nos lo pasamos muy bien, tanto durante la ruta (en las fotos veréis que mereció la pena y no fue nada dura), como recordando viejos tiempos en el restaurante, donde Ramón estuvo excepcional (espero que pese a que su trabajo le requiere los fines de semana, pueda escaparse alguno y juntarse con nosotros en alguna de las reuniones venideras).

Tampoco se me olvida la ovación que recibí, no sé si merecida o no, porque si os convoco año tras año no lo hago por obligación sino por gusto, no lo hago por reconocimiento sino por el placer que supone veros a todos con la sonrisa en la boca y disfrutando de la amistad que nos une. De verdad que lo digo con el corazón, porque cuando llegue a casa y lo pensaba se me saltaban las lágrimas, lo mismo que ahora que estoy escribiendo estás líneas los ojos se me empiezan a humedecer. Muchas gracias por el reconocimiento y haberme invitado a la comida.