Tras vernos después de las vacaciones de verano (que esta vez fueron de 26 años) puedo ver como seguimos siendo los impresentables de siempre y la envidia del resto de promociones, cursos y demás asociaciones que puedan existir; y esto me anima a contar algo de mi vida, presentaros a mi familia y realizar algunas reflexiones nacidas de este encuentro.
Una vez terminada nuestra etapa escolar, y por razones de la vida, empecé a trabajar en una compañía de seguros, que fue una buena escuela para la vida por las noches, me toco ser escolta de un señor amenazado por ETA y en los ratos libres (que no eran muchos) estudiar algo (pero siempre poco que conste). De estos trabajos y ante la espectativa de crear una familia, decidí buscar algo menos arriesgado y me encontré trabajando en Fuerteventura durante un añito, donde conocí a D. Roberto Tojeiro que me ficho para trabajar con el, y así fue como me traslade a Carballo donde pasado un año me case y empezó la aventura de ser esposo y padre (coño para esto no nos dieron clase o al menos eso creo, recordar que pase muchas horas en el pasillo). Tras eso, empezaron los negocios, los problemas, los nombramientos, que si representante de estaciones de servicio para tratar con las petroleras, que si comisiones de trabajo en CEPSA ...etc; y las complicaciones propias de la vida, dos hijos (aún no sé a quien quejarme, los mios aparecieron sin manual de instrucciones, y es una putada) 20 años de matrimonio, la muerte de mis padres, la desaparición de amigos entrañables (aunque no lo conocíais, quiero mencionar a alguien muy especial para mi, Víctor de Pablos, que ante todo fue amigo y ejemplo, aunque murió demasiado pronto).
En pocas palabras este era el resumen de mi vida, una vida normal como la de cualquiera hasta hace más o menos medio año en que, por casualidades de la vida contacte con Pérez Mallo y resurgieron sentimientos, añoranzas y recuerdos de la infancia, de mi colegio, de mis profesores (que cabronazos) y de mis compañeros en realidad... de mi familia, esa que siempre esta aunque no pienses en ella, y tras reunirnos después de estas largas vacaciones de 26 años creo que soy mas consciente de lo importante que fuisteis para hacer de mi lo que soy hoy, este sentimiento de amistad, de compañerismo, de unión, de piña, que ni profesores, ni directores, ni la propia distancia y el tiempo parece que pudieron romper aunque se empeñaran en intentarlo, por eso os doy las gracias y como dicen en el anuncio... "es lo que somos, no lo que tenemos" y creo que somos una buena familia.
un abrazo, ya sabéis donde me tenéis.
1 comentario:
Lo que no esperabas es que Pérez Mallo, también por casualidades de la vida, poco después de haber contactado contigo se enfangara en la empresa de buscar y contactar con toda la promoción.
Íñigo, me ha encantado tu semblanza. Aun siendo muy diferentes, yo tengo unos sentimientos muy parecidos a los tuyos.
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